Una historia clínica centrada en el paciente y basada en problemas es clave para alcanzar la interoperabilidad en los sistemas de información en salud. Utilizar un lenguaje común, es fundamental.
Actualmente, según la Ley 26.529, el paciente es el titular de la Historia Clínica y la institución clínica es la encargada de tutelar ese registro. Bajo las normas actuales y los sistemas utilizados por las instituciones (gestiones en papel o sistemas de información sin estandarización) el paciente no tiene el poder de contar con toda su información clínica centralizada.
Las tareas administrativas representan una carga de trabajo muy pasada para los profesionales de la salud. Para reducir la carga, se pueden integrar los procesos para no duplicar la información y coordinar el trabajo realizado por los profesionales y el personal administrativo. De esta manera, los procesos clínicos que se realicen en la Historia Clínica Electrónica (HCE) ahorran tiempo y energía, eliminando el papeleo tedioso y simplificando las tareas diarias. Como resultado, los médicos pueden brindar una mejor atención a sus pacientes.